Es el secreto que comparten una experta facialista, la autora de un conocido blog de running y la redactora-jefe de Vogue.es

Marina Valera  @thelittlemarin  Las múltiples conversaciones que surgen en la redacción dan pie a muchos (muchísimos) de los temas de belleza que después puedes leer en nuestra web. Y este que tienes ante tus ojos comenzó de la misma manera, con un relato a viva voz de Marta Hurtado de Mendoza, redactora-jefe de Vogue.es.

«Siempre que salíamos de clase de ciclo, observaba un pequeño ritual que a mí se me antojaba extraño. Mi profesora y algunas alumnas se metían rapídisimo en la sauna. Personalmente, me parecía una excentricidad porque al terminar esta clase habíamos sudado tanto que me daba la impresión de que podría bajarles mucho la tensión…», desvela Marta. «Un día mi profesora –Lorena Cruz Higueras, directora técnica de Boutique Gym, personal trainer e instructora de clases colectivas– me explicó que ocurría exactamente lo contrario y que, además, 15 minutos de sauna después de una ‘sudada de las buenas’ –si vas a clase de ciclo, de Combat, de Body Pump, de TRX , de core o de funcional ya sabes lo que significa esta expresión– son la mejor forma de finalizar un entrenamiento. Porque (y cito textualmente): 1) elimina toxinas, incluidas las que deja el alcohol y la nicotina; 2) tiene un efecto relajante y 3) deja la piel como la seda. Hace tiempo aprendí que Lorena siempre tiene razón y que sus excentricidades son las mejores, así que desde hace un mes suelo terminar ‘mis sudadas de las buenas’ –cuando encadenas tres clases tipo Combat + Body Pump + ciclo ya es la bomba– en la sauna. Le doy la vuelta al reloj de arena y dejo que pasen 15 minutos. No me baja la tensión, no me mareo y sí que me relajo (y mucho). Cuando salgo, me doy la ducha más reconfortante de mi vida y noto lo que me prometió Lorena. Sí, piel de seda.»

Marta no es la única mujer con sapiencia que nos ha hablado de los buenos efectos de la sauna en la piel tras el ejercicio. También lo ha hecho Clara Montoya, autora del conocido blog Yonocorrovuelo y toda una experta en sacar el máximo provecho de sus sesiones de running (también para su piel). Cuando entra en la sauna –tras una ducha previa para quitarse el sudor–, Clara suele usar un exfoliante de Handmade Beauty que, después, se deja puesto a modo de mascarilla: «me exfolio el rostro sin restregar mucho, ya que entre la temperatura y la exfoliación, la piel se enrojece bastante», desvela. Cuando sale de la sauna y tras darse una ducha, se rocía con un spray de Caudalie con mentol –»tiene algo de aceite por lo que no reseca la piel»– que refresca y calma su rostro antes de hidratarlo. Después, deja que la piel se adapte al cambio de temperatura, se viste y aplica la crema hidratante, siempre con algún tratamiento potente «que deje la piel elástica sin sensación de tirantez». ¿El toque final? «Aplico un poco de blush y brillo en los labios, ¡y lista para seguir trabajando en la oficina!».

Vogue Belleza

© GREG KADEL. REALIZACIÓN: HAVANA LAFFITTE.

KARMEN PEDARU, EN UN EDITORIAL DE VOGUE AGOSTO 2013.

Pero el «truco de la sauna tras el ejercicio» tiene un porqué. Hemos hablado con la experta facialista y ‘beauty hunter’ Claudia di Paolo para dar con todas las claves de este completo ritual.

¿Por qué es tan beneficioso para la piel meterse en la sauna tras el ejercicio?

A nivel específicamente cutáneo, la sauna actúa como un vasodilatador que abre los poros de la piel, lo que permite eliminar impurezas y toxinas. Es un depurativo fantástico que actúa de manera similar a los tratamientos faciales con vapor. Por su parte, el ejercicio contribuye a estimular la circulación sanguínea y favorece la llegada de nutrientes y oxígeno a la piel. Esta mayor oxigenación favorece la expulsión de toxinas y se traduce en un mejor color y una textura más sana. Con la sudoración, los poros se expanden y, junto con el sudor, se eliminan células muertas, toxinas, suciedad e impurezas.

La combinación de ejercicio y sauna es muy beneficiosa para la piel pero conviene intercalar una ducha templada entre ambos que ayude a barrer la suciedad que el sudor ha sacado del cuerpo y permita recuperar la temperatura corporal propia del cuerpo en estado de reposo. Con la piel limpia, la sauna es mucho más eficaz porque hay menos obstrucción en los poros.

¿Cuánto tiempo es lo ideal?

Entre 10 y 15 minutos.

¿Sería bueno utilizar una hidratante inmediatamente después?

Por supuesto. Después de la sauna los poros están dilatados, lo que permite al cutis absorber mucho mejor todo lo que se le aporte. Lo ideal es ponerse el tratamiento más potente que tengamos, el más rico en activos. Una buenacrema hidratante seguida de un sérum es lo ideal.

¿Es un buen momento para exfoliarse?

Sí, es un buen momento. Mejor después de la sauna, cuando está el poro dilatado. Así se pueden eliminar más fácilmente las impurezas. Se puede aprovechar la ducha para hacerlo.

«Es un depurativo fantástico que actúa de manera similar a los tratamientos faciales con vapor»

Claudia di Paolo

¿Qué otros cosméticos recomiendas para completar este ritual?

Una vez dentro de la sauna, cuando hayas arrancado a sudar y los poros de la piel hayan comenzado a dilatarse, aplícate tu mascarilla preferida y déjala actuar hasta el momento de la ducha. Los activos del producto actuarán más profundamente, multiplicando las propiedades de la mascarilla. Recuerda que es importante que la piel esté limpia antes de entrar en la sauna para liberarla de impurezas que obstruyan los poros y mejorar su transpiración.

¿Cada cuánto tiempo recomiendas tomar una sauna tras el ejercicio para favorecer nuestra piel?

Depende de cada persona y de su tipo de piel. Por ejemplo, los cutis grasos necesitan limpiezas faciales más frecuentes, y 1 ó 2 saunas semanales les resultarán muy beneficiosas. Para un cutis normal, una sauna a la semana es perfecta.

¿Para qué pieles está especialmente indicado?

Al contribuir a eliminar impurezas y toxinas de la piel, la sauna es muy beneficiosa para personas con problemas de acné o psoriasis.

¿Un último apunte?

Después de la sauna y antes de aplicar el producto de tratamiento facial elegido, conviene darse una ducha de agua templada que ayude a eliminar toda la suciedad e impurezas.

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